«No trabajo con un lienzo en blanco. Necesito un roto, un estampado feo, un dobladillo enmarañado. Para mí, un defecto no es el fin, sino el inicio de algo nuevo».
Katja Ravina
PROYECTO ESTUDIANTIL
Así es como Katja logró integrar nuevas emociones en sus diseños. Sirviéndose del encanto de la cultura del après-ski de los años 30 en los Alpes suizos como fuente de inspiración y telón de fondo, desarrolló los detalles de su narrativa de diseño a través de su pasión por las técnicas de la artesanía tradicional que «rompe» para darles un uso contemporáneo.
«Hice ribetes de encaje, ensamblé nueva bisutería y le di a los productos un fin completamente diferente al que tenían originalmente y para el que fueron creados. Creo que corregir errores es algo muy personal, que viene determinado por tu propia experiencia, de ahí que la solución sea algo único».
La artista se vale de sus diseños para explorar sus propios límites, procurando llevarlos cada vez más lejos. Le gusta saber que «partir de un defecto es la forma más segura de contar algo; porque partiendo de lo peor, lo único que queda es hacerlo mejor».
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